El objetivo más importante de este proyecto era crear dos espacios combinados para el desarrollo del deporte que se desarrollaría en ellos. Un «vacío» interior generado por gradas a dos aguas construyen una atmósfera única que acerca el modernismo arquitectónico al clasicismo del deporte a practicar.
El diseño de este polideportivo refleja en su exterior un acabado minimalista y un juego de líneas que recorta el intenso cielo azul de Madrid. Una terminación con paneles de hormigón arquitectónico de 7 x 2,5 metros blanco arena absorbe el color del sol difuminando los contornos para mimetizarse con la arquitectura del ecosistema al que pertenece.